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Según algunas estimaciones, actualmente hay más de 4,000 religiones y sistemas de creencias en el mundo. ¿Son todas igualmente válidas, o hay alguna que sea superior a todas las demás? Muchas religiones se contradicen entre sí, y, por lo tanto, conducen a sus seguidores en direcciones opuestas. Debido a estas diferencias, es imposible que todos los sistemas de creencias sean verdaderos.

Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). La Biblia enseña que todos los demás sistemas de creencias están peligrosamente equivocados: “Porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella” (Mateo 7:13).

¿Qué es lo que Dios quiere que creamos?

CREER que la Biblia es la palabra de Dios. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16).

CREER que somos pecadores por naturaleza y por práctica. “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

CREER que nuestros pecados nos separan de Dios. “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59:2).

CREER que Dios nos ama aunque nosotros lo hayamos rechazado. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

CREER que Dios dio a Su hijo por nosotros. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

CREER que Cristo murió por nuestros pecados. “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3).

CREER que Cristo pagó por nuestros pecados en la cruz. “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Pedro 2:24).

CREER que Cristo resucitó de entre los muertos. “Que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:4).

CREER que la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. “Y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). “Sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22).

CREER que debemos volvernos a Dios para recibir vida nueva de Él. “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).

CREER que la fe en Cristo nos da la vida eterna. “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).

CREER que todos los que rechazan a Cristo y a Su sacrificio expiatorio en la cruz, recibirán un castigo eterno. “Pero los cobardes e incrédulos… y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8).

¿Crees lo que Dios ha dicho?

Si estás de acuerdo con las verdades de la Palabra de Dios, ¡Eso es magnífico! Sin embargo, necesitamos algo más que un mero conocimiento en nuestra cabeza; para seguir a Dios y recibir Su perdón se necesita fe en nuestro corazón: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:10).

Es nuestra sincera oración, que vayas a la Biblia para comprobar que estas cosas son verdaderas, y luego las creas con todo tu corazón. Sólo así escaparás del engaño de los sistemas de creencias humanos y te librarás del juicio venidero de Dios. “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 16:25).

Cuando te vuelvas a Dios en arrepentimiento y pongas tu confianza en Jesucristo para que te limpie de tu pecado, serás salvo para siempre. “Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:28).

“Todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.
¿Crees esto?” (Juan 11:26).

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