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I'll Pay Your Debt (Spanish, RVR)

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  • Format: Folded Tract
  • Size: 3.5 inches x 5.5 inches
  • Pages: 4
  • Imprinting: Available with 5 lines of custom text
  • Version: RVR-1960
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The full text of this tract is shown below in the RVR-1960 version. (Do you want to print this tract in a different version than the one listed? Contact us and let us know what you're looking for—we may be able to create the alternate version for you at no charge.)

Así decía el rótulo con grandes letras puesto en una calle de cierta ciudad inglesa.

—Justo lo que necesitamos— musitó Tomás a su compañero Juan, cuando se pararon delante del letrero.

—¡Estamos todos apurados con las deudas y hasta el cuello en la crisis! ¡Ya no podemos apretar más el cinturón!

Tomás leyó en voz alta:

—“Acudan al número 137 de la calle tal, el próximo sábado, día... a la 1 del mediodía, trayendo las cuentas pendientes y les serán pagadas”.

Juan exclamó riéndose:

—A ver por dónde salen éstos; debe ser una trampa o una broma— y suspiró. —¡Ojalá fuera verdad! Pero es demasiado bueno para serlo.

El anuncio del letrero seguía allí y lo miraban cada día al salir de la fábrica. ¡Y tenían tantas deudas!

El sábado Juan determinó probarlo. No esperaría a Tomás cuando sonara la sirena, sino que iría directamente a la dirección del letrero. Esperaba encontrar una gran multitud, pero no había nadie. Llamó tímidamente.

Se abrió la puerta y un hombre de cabellos blancos le invitó a entrar.

—¿Es verdad que usted pagará mis deudas?

—Sí —fue la amigable respuesta; —muéstreme las facturas y le daré el dinero.

Entró en un despacho donde había otras tres personas sentadas. Todas esperaban que diera la una.

El anciano sonrió tristemente y dijo:

—¡Solamente cuatro personas! Supongo que debe haber otras en esta ciudad que tienen deudas, pero no han creído el anuncio, y ahora han perdido la oportunidad. Antes de que ustedes se vayan —continuó, —quisiera que oyeran mi historia.

—Hace algún tiempo yo supe del amor de Dios, que envió a Su Hijo Jesucristo a morir pagando las deudas del pecado que tenemos con nuestro Hacedor. Todo ser humano está en gran crisis espiritual, porque la paga del pecado es muerte. Si Jesucristo no hubiese venido, todos seríamos condenados porque no hay modo de pagar a Dios por nuestros muchos pecados. El apóstol Pedro anunció en Hechos 4:12 que sólo Jesucristo puede salvarnos.

—Entonces creí las promesas de la Palabra de Dios, me arrepentí de mis pecados y confié en el Señor Jesucristo, aceptando de Él la dádiva de la vida eterna. Me sentía tan feliz que quería decirlo a todo el mundo, pero muy pocos querían escucharme. Por eso puse este letrero, y ya lo ven, solamente cuatro han acudido. Los demás no lo creyeron.

—Ahora les pido que vayan y digan a sus compañeros cómo ya pagué sus deudas. Y no olviden explicarles también que Jesucristo vivió, murió, y resucitó para pagar la deuda de sus pecados con Dios. A ver si esta experiencia que ustedes han tenido les ayuda a creer el anuncio divino de salvación—.

El anciano dio a cada uno el dinero que necesitaba y abrió la puerta. Un pequeño grupo estaba esperando fuera.

—¿Qué pasó? ¿Os pagó las deudas?—preguntaron. Cuando les mostraron el dinero todos se animaron y dijeron:

—¡Ahora entraremos nosotros!

Pero en ese momento aquel anciano apareció en la puerta y removiendo su cabeza dijo:

—Lo siento, pero es demasiado tarde. Recuerden lo que decía el anuncio— y con eso cerró la puerta.

—¡Ay! Si hubiese creído el anuncio! —dijo Tomás cuando su compañero le contó el caso. —Fui tonto de remate.

Juan le refirió también lo que el anciano les había dicho acerca de la deuda con Dios que Jesús ofrece pagarnos si le aceptamos como nuestro Salvador.

—Por lo menos no lleguemos tarde para ésta —exclamó Tomás pensativo.

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Amigo lector, la Sagrada Escritura afirma: “La paga del pecado es muerte mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Jesucristo murió pagando lo que Ud. debe a Dios por sus pecados. Resucitó y vive para siempre con poder para perdonar y dar vida eterna. ¿Ha recibido esa dádiva que Cristo le ofrece? ¿No desea recibirla antes de que sea demasiado tarde?

NOTA: Este tratado NO ofrece ninguna clase de ayuda económica, sino sólo hace uso de una anécdota para comunicar el mensaje de la ayuda espiritual: el Evangelio del Señor Jesucristo.

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