Verdadera Paz (True Peace, Spanish)
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- Size: 3.5 inches x 5.5 inches
- Pages: 4
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Tal vez, la verdadera paz parece imposible en medio del estrés causado por las decisiones financieras, el ajetreo de la temporada navideña, y las presiones de la compra de regalos. Tal vez, parece no haber esperanza en la idea de encontrar la verdadera paz interna cuando todo a nuestro alrededor está lleno de actividad y estrés. Sin embargo, aunque parezca que no hay esperanza, la Biblia nos dice cómo obtener paz. También nos dice cuál es el obstáculo que evita que obtengamos la verdadera paz.
no hay paz
Dios dice dos veces: «No hay paz para los malvados —dice el SEÑOR—» (Isaías 48:22; 57:21). Tú podrías decir: «¡Pero yo no soy malvado!». Probablemente eres una persona muy amable. Tal vez tratas de leer y obedecer la Biblia. Puede que seas miembro de una iglesia local. Quizás fuiste bautizado cuando eras niño. Todas estas cosas son buenas, pero no alivian tu falta de paz, porque no solucionan el problema de tu pecado. La Biblia dice: «Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios» (Romanos 3:23). Dios dice que: «Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas» (Isaías 64:6). TODOS nosotros somos pecadores a los ojos de Dios y, por lo tanto, no tenemos paz.
Nuestra falta de paz se debe a que nuestro pecado nos separa de Dios. «Pero vuestras iniquidades han hecho separación entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados le han hecho esconder su rostro de vosotros para no escucharos» (Isaías 59:2). Si el problema de tu pecado no se soluciona, tu pecado te llevará a la condenación eterna cuando mueras. «Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego» (Apocalipsis 20:15).
el dador de paz
«Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz» (Isaías 9:6).
La temporada navideña es un tiempo para celebrar el nacimiento de Jesucristo: El Príncipe de PAZ. La paz con Dios sólo puede ser posible por medio de la confianza humilde en Jesús. «Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo» (Romanos 5:1).
Puesto que nosotros mismos no podemos arreglar nuestro problema del pecado, Jesucristo, el Hijo de Dios sin pecado, vino a este mundo para recibir el castigo por nuestro pecado. Él vivió una vida perfecta y murió por ti. Romanos 5:8 dice: «Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros». 1 Pedro 3:18 declara: «Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu». 1 Corintios 15:3, 4 nos explica: «Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día». ¡Jesucristo murió y resucitó por TI! Tú puedes tener vida eterna y verdadera paz por medio de Él.
¿aceptarás el regalo?
La navidad también es un tiempo para dar regalos. Un verdadero regalo es aquel que viene sin condiciones. Se da por amor. La vida eterna es un regalo; no es algo que puedes comprar, o ganar por medio del esfuerzo. «Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Efesios 2:8-9).
Dios te ofrece Su regalo gratuito de salvación. La salvación está disponible para ti si estás dispuesto a reconocer humildemente tu condición de pecador delante de Dios (arrepentimiento) y, en tu corazón, abandonar tu pecado y volverte a Cristo. Marcos 1:15 dice: «arrepentíos y creed en el evangelio». Romanos 10:9, 13 dice: «Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo… todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo».
¿Aceptarás humildemente el regalo de salvación esta temporada Navideña? Expresándote lo mejor que puedas, pide perdón a Jesús por tu pecado y pídele que te salve. Si estás dispuesto a volverte a Él, Jesús promete darte Su paz verdadera y duradera para consolar tu alma. «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da» (Juan 14:27).