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La más bella historia que jamás se haya contado es la del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Y parte de esa bella historia es el relato de María, la madre de nuestro Señor.

Pero aunque María es digna de todo honor como una mujer favorecida por Dios sobre todas las demás, y aunque ella ciertamente era una criatura espléndida, bella y piadosa, y aunque era la madre de nuestro Señor, María no puede interceder por nosotros ante Dios, ni puede salvarnos, y sobre todo, no debemos adorarla. No hay nada más claro en la Palabra de Dios que esta verdad.

Consideremos esta verdad y con diligencia comparemos lo que enseña la Iglesia Católica Romana y lo que enseña la Palabra de Dios. Las siguientes citas son tomadas del libro “Las Glorias de María” escrito por el cardenal San Alfonso Di Liguori, uno de los escritores de meditaciones más reconocidos de la Iglesia Católica Romana; y las citas Bíblicas son tomadas de la Biblia “Reina Valera Gómez.” La nota del editor dice: Todo lo que nuestro santo ha escrito es, de hecho, un resumen de una tradición Católica del tema que trata: No es un autor individual, de hecho, es la Iglesia misma hablando a todas las naciones y a todas las épocas por medio de sus profetas, sus apóstoles, sus pontífices, sus santos, sus padres y sus doctores. No hay otro libro más digno de recomendación en cuanto a esto que “Las Glorias de María” Fíjese en los siguientes fatales paralelismos.

A María se le otorga el lugar que le corresponde solo a Jesucristo

La Iglesia Católica Romana:

“Y ELLA ciertamente es hecha mediadora de paz entre los pecadores y Dios.” Páginas 82, 83

“Los pecadores reciben perdón por… María ÚNICAMENTE.” Páginas 82, 83

“Cae y está PERDIDO quien no recurre a María.” Página 94

La Palabra de Dios:

“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre; el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, para testimonio a su debido tiempo.”
1 Timoteo 2:5,6

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” San Juan 14:6

María es glorificada más que Jesucristo

La Iglesia Católica Romana:

“Seremos oídos más pronto… si recurrimos a María y clamamos a SU santo nombre, que si clamamos al nombre de Jesús nuestro Salvador.” Página 136

“La Santa Iglesia ordena una ADORACIÓN singular a María.” Página 130

“Muchas cosas se piden a Dios y no son otorgadas: Se le piden a MARÍA y son obtenidas porque “Ella es… inclusive, la Reina del Infierno y la Dueña Soberana de los Diablos.” Páginas 137, 141, 143

La Palabra de Dios:

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo del cielo, dado a los hombres, en que debamos ser salvos.” Hechos 4:12

“Sobre todo principado y potestad y potencia y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este mundo, sino también en el venidero.” Efesios 1:21

“…pues también el Padre tales adoradores busca que le adore.” Juan 4:23

“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Hebreos 4:16

María es la puerta al cielo en lugar de Jesucristo

La Iglesia Católica Romana:

“María es llamada…la puerta al Cielo porque nadie puede entrar a ese Reino sin pasar por ELLA.” Página 160

“El camino de Salvación no está abierto sino a través de MARÍA,” y con confianza en las manos de María…aquel que es protegido por MARÍA será Salvo, el que no, se perderá.” Página 169,170

La Palabra de Dios:

“Yo soy la puerta: el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.” Juan10:9

“Yo, yo Jehová; y fuera de mí no hay quien salve.” Isaías 43:11

“Porque el Hijo del hombre vino a salvar lo que se había perdido.” Mateo 18:11

A María le es dado el poder de Jesucristo

La Iglesia Católica Romana:

“Todo poder TE es dado en el Cielo y en la tierra” a fin de que, “a la orden de MARÍA todos obedezcan, inclusive Dios…y de este modo…Dios ha colocado a toda la Iglesia…bajo el dominio de MARÍA.” Páginas 180,181

La Palabra de Dios:

“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.” Mateo 28:18

“Para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla; de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra.” Filipenses 2:10

“Y Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia; el que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.” Colosenses 1:18

María es mencionada en varias ocasiones en el Nuevo Testamento y ella no pretendió tener alguna autoridad, o poder; ni le fue dada ninguna otra gloria que la de ser la “madre de Jesús.” De hecho, María misma, en su propio espléndido testimonio, nos indicó que en lugar de salvar a otros ella misma necesitaba un Salvador: “Entonces María dijo: Mi alma engrandece al Señor; y mi espíritu se regocijó en Dios mi Salvador” (Lucas 1:46,47).

Si María necesitaba tener a Cristo como su Salvador, y de hecho así era, cuánto más nosotros debemos poner diligentemente nuestra confianza en Jesús. “Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú, y tu casa” (Hechos 16:31).

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