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From Monk to Ministry (Spanish)

Special-Order Folded Tract

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  • Format: Folded Tract
  • Size: 3.5 inches x 5.5 inches
  • Pages: 6
  • Imprinting: Available with 5 lines of custom text
  • Version: RVR-1960
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The full text of this tract is shown below in the RVR-1960 version. (Do you want to print this tract in a different version than the one listed? Contact us and let us know what you're looking for—we may be able to create the alternate version for you at no charge.)

Su nombre fue Jaime Orina, es cierto, pero cuando dejó de vivir en Pennsylvania, se identificó con el otro apellido para escapar la burla que había recibido en su barrio y el colegio. Estaba contento cuando salió porque tenía el sentimiento que nadie le quería. No es que él quiso ser el joven más popular, y había jurado el año que su mamá murió, cuando tenía los 15 años, que nunca jamás tendría amor para nadie.

Se puede comprender la razón de tener este idea, porque su padre había muerto de un infarto cuando tuvo apenas dos años y media. Aún en la escuela católica no sentía cómodo. Las maestras le castigaron, diciéndole que era feo, y un muchacho fanfarrón, varios veces le esperaba bajo un puente en el camino para su casa para pegarle y ultrajarle.

Su madre varias veces les amenazó a sus hijos que les iba a dejar en un orfanato cuando su paciencia se había acabado por las peleas y falta de respeto. Su madre también le culpó de la muerte de su padre, diciendo que le hizo a su padre correr cuando Jaime salió a la calle que resultó en un ataque cardiaco.

Su madre murió y luego una tía llegó para cuidar a los hijos, pero se quedó poco tiempo y entonces les dejó.

Los hermanos salieron en diferentes direcciones y Jaime, recordando el deseo de su madre pensaba estudiar en un seminario católico para ser un sacerdote. La vida y los estudios fueron demasiado difíciles en el seminario y salió para trabajar con muchachos indios nativos en Los EE.UU.

Durante este tiempo pasaba cada noche en las cantinas embriagándose. Sabía que le faltaba algo muy importante en su vida, pero no sabía que era. Por fin decidió prepararse para la vida como un fraile en un monasterio.

Esto salió bien porque después de un tiempo recibió una posición en la biblioteca, y se puso contento porque le gustaba leer. Un día encontró una Biblia y empezaba leerla. Encontró unos versículos muy interesantes.

Efesios 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”.

Él había aprendido en su religión que la salvación es ganada por buenas obras. Preguntó el abad, ¿por qué razón las enseñanzas de la Iglesia eran diferentes a la Biblia?

El abad le contó que los favores de Dios, solamente llegaron por medio de buenas obras y el cumplimiento de los ritos de la Iglesia. Jaime sabía que él nunca podría ser salvo porque sus buenas obras no eran suficientes, y había mucha maldad en su vida.

Decidió salir del monasterio y se trasladó a una ciudad y buscaba un trabajo. Estudiaba un curso para ser negociante, y el Señor puso una buena maestra cristiana en su camino. Esta maestra le invitó a su iglesia evangélica donde su familia asistía.

El primer sermón que oyó fue sobre Efesios 2:8-9. Aquel mensaje confirmó lo que había estudiado en el monasterio y empezaba asistir con regularidad. Después de seis meses habiendo oído las enseñanzas de la palabra, decidió entregarse al Señor, pidiéndole perdón por sus pecados e invitándole que entrara en su vida, para tomar el control de todo. En aquel momento tuvo una paz indescriptible.

Inmediatamente tuvo el deseo de contar a todo el mundo el mensaje de la paz con Dios. Empezó a darse cuenta de las personas en los parques y calles que no tenían a Cristo, ni paz, ni la salvación. Tuvo un deseo de evangelizar aunque no había oído aquella palabra antes.

El hizo muy bien como negociante pero sintió otra llamada. Asistiendo a la iglesia y estudiando la Biblia por sí mismo no era suficiente. Después de una cirugía de un aneurisma aórtico, él decidió entrar en el ministerio para que pudiera proclamar las buenas nuevas del evangelio tiempo por completo.

El Señor le usó mucho en sus labores y el gozo mayor de Jaime fue cuando estaba compartiendo su testimonio de como el Señor había llegado a él, cambiando su vida y dándole la paz que pasa todo entendimiento.

No importaba donde estuvo, en el púlpito, mirando un partido de futbol, o esperando en el aeropuerto, usó cada oportunidad de compartir su testimonio que cualquiera que le escuchara.

Tuvo varias cirugías y su regreso a sus actividades fue una gran bendición para todos en la iglesia y sus amigos.

Había otra cirugía en el 11 de julio 2013, y el resultado era diferente a las otras cirugías. En aquella ocasión Jaime pasó a la presencia del Señor, después de haber estado en un estado de coma durante dos semanas.

Se puede imaginar su gozo, despertándose en la presencia del Señor Jesús. Él que le amaba tanto. Él que murió para darle perdón de sus pecados y nueva vida.

El Señor Jesucristo no solamente murió en la cruz, pero, después de tres días resucitó y luego ascendió a la diestra de Dios. Él es Dios, la fuente de vida, gozo y esperanza.

Si quiere recibir la Salvación, ore al Señor diciéndole:

“Señor Jesús, soy pecador. Entiendo que tú pagaste la pena de muerte que merezco cuando murió en la cruz. Yo creo que tú eres el Hijo de Dios y puede cambiar mi vida. Le invito que entre en mi vida y que me haga la persona que tú quieres que sea. Ayúdame vivir el resto de mi vida para ti y como tú quieres. Amen”

Romanos 3:23 “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”

Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Efesios 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”.

Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”

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