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Will You Be Surprised? (Spanish)

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  • Format: Folded Tract
  • Size: 3.5 inches x 5.5 inches
  • Pages: 4
  • Imprinting: Available with 5 lines of custom text
  • Version: RVR-1960
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Nos sorprendemos cuando suceden cosas inesperadas. Muchas cosas que pasan en nuestras vidas vienen sin aviso previo. A veces son cosas como enfermedad, facturas y crisis familiares que no se pueden anticipar. Aun nuestra muerte puede llegar de sorpresa. Sin embargo, lo que viene después de la muerte no debe sorprenderle a nadie. NO es el deseo de Dios que seas sorprendido después de morir. Nos dice en la Biblia que cada uno de nosotros vivirá para siempre en algún lugar. Para prepararse para lo que viene después de morir, primero debemos examinar nuestras creencias a la luz de la Palabra de Dios.

¿Crees que una persona deja de existir después de morir?

Hebreos 9:27 dice: “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio”. La palabra “después” nos dice que la vida no termina con la muerte. Pese a lo que piensas que pasará cuando mueras, Dios dice que entonces viene Su juicio. Si estás anticipando “la nada” después de morir, ¡te sorprenderás!

¿Crees que Dios nunca te enviaría al infierno?

Salmo 5:4 dice: “Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti”. Porque Dios es santo, debe castigar el pecado. El pecado no puede estar junto a Dios. Todos somos pecadores. Si el pecado de alguien no es limpiado por la sangre de Jesucristo, Dios debe enviarle al infierno: “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:15). Si piensas que nadie va al infierno, ¡te sorprenderás!

¿Piensas que si eres bueno llegarás al cielo?

Isaías 64:6 dice: “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias [buenas obras] como trapo de inmundicia”. Ser buena persona no es suficiente para hacernos aceptables a Dios. Todavía somos pecadores sucios. Ante los ojos de Dios, “No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:12). La palabra pecar significa “no dar en el blanco”. Todos hemos fallado así, aunque hayamos hecho muchas cosas buenas. Si piensas que la bondad de alguien le hará entrar en el cielo, ¡te sorprenderás!

¿Piensas que el infierno será una gran fiesta?

Mateo 13:50 dice que los malos serán echados “en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Un horno de fuego, el lloro y el crujir de dientes no pintan un cuadro de fiesta ni diversión. En realidad, en el infierno sólo habrá sufrimiento y angustia. Lucas 16:22-23 relata la historia de un hombre que murió, fue sepultado, y “en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos”. Si piensas que habrá diversiones o placeres en el invierno, ¡te sorprenderás!

¿Aplazas el pensar en la muerte y la eternidad, esperando que de alguna manera “todo salga bien”?

Juan 3:18 declara: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. ¡Quienes no han confiado en Jesucristo ya están en peligro de condenación! “¿Cómo escaparemos, si descuidamos una salvación tan grande?” (Hebreos 2:3). Son asuntos demasiado importantes para descuidar o aplazar.

Jesucristo derramó Su sangre y murió en la cruz pagando el castigo que tú mereces. La resurrección de Cristo prueba que Dios aceptó esa paga hecha por los pecados. Pero, si no recibes a Jesucristo como Señor y Salvador, ¡te sorprenderás!

Si nunca has aceptado la salvación que Dios ofrece, clama ahora al Señor Jesucristo para que te salve. Ven a Él como pecador necesitado y arrepentido, y deposita en Él tu confianza. Podrías expresar a Dios lo que hay en tu corazón con palabras como las siguientes, pero recuerda que lo importante es que confíes en Él, no en estas palabras:

Amado Dios, reconozco que soy pecador y merezco tu juicio. Creo que Jesucristo murió por mis pecados y resucitó. Confío únicamente en Él para perdonarme y salvarme.

Si acabas de confiar en el Señor y clamar a Él para que te salve, la Biblia dice que ahora eres hijo de Dios (Juan 1:12), eres salvo (Romanos 10:9) y tienes vida eterna (Juan 10:28). Porque lo dice Dios, ahora estás preparado para lo que viene después de la muerte. ¡No te sorprenderás!

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