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Where Do I Go From Here? (Spanish)

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  • Format: Folded Tract
  • Size: 3.5 inches x 5.5 inches
  • Pages: 8
  • Imprinting: Available with 5 lines of custom text
  • Version: LBLA
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The full text of this tract is shown below in the LBLA version. (Do you want to print this tract in a different version than the one listed? Contact us and let us know what you're looking for—we may be able to create the alternate version for you at no charge.)

Un excursionista de montaña está perdido a kilómetros de distancia de la civilización. Comenzó la excursión totalmente confiado, eufórico por la belleza del bosque, su mochila llena de comida y de equipo para acampar. En los días siguientes se agotan los suministros, y en algún lugar del camino, pierde su brújula.

En la noche, los sonidos extraños y ruidos aterradores hacen que su corazón se acelere por el miedo. El tiempo se agota. No hay ninguna señal de rescate. Una mañana, exhausto, hambriento y asustado, se detiene a mirar a su alrededor y clama fervientemente: “Y ahora, ¿a dónde puedo ir?”. En ese momento ve un claro enorme con un poste en el centro mostrando cientos de flechas direccionales que apuntan en todas direcciones. Cuando se acerca para leer el mensaje de las flechas, descubre que cada una de ellas dice: “Este es el camino”. Su esperanza de encontrar una salida es aplastada. Intrigado por este desconcertante escenario se pregunta a sí mismo: “¿Es esto una especie de broma cruel?

Los incidentes en esta alegoría representan un dilema espiritual. Las flechas simbolizan las muchas religiones e ideologías que pretenden señalar el camino para los viajeros perdidos. Al comparar las religiones e ideologías del mundo, descubrimos que muchas de ellas se oponen totalmente entre sí. Con razón nuestro montañista perdido dice que las flechas en conflicto son una “broma cruel”. Él necesita una respuesta ¡y la necesita pronto! Camina en círculos alrededor del poste varias veces, meditando en su crisis. Luego se detiene, sorprendido cuando nota que una de las flechas es diferente a todas las demás. En lugar de decir: “Este es el camino”, la flecha dice: “Yo soy el camino”. Se siente atraído por el tono de autoridad de esas palabras y mira fijamente en la dirección señalada por esa flecha. Por primera vez ve un camino, totalmente despejado y bien iluminado que atraviesa un denso bosque. Luego él toma una decisión que le salva la vida. Sigue el camino que ha sido puesto delante de él.

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE UN NOMBRE?

¿Qué significan las palabras: “Yo soy el camino” y quién tiene tanta autoridad como para hacer esa afirmación además de Dios? Un autor comparte su perspectiva sobre la siguiente declaración:

Buda nunca dijo que era Dios. Moisés nunca afirmó ser Jehová. Mahoma nunca dijo que era Alá. Sin embargo, Jesucristo afirmó ser el Dios vivo y verdadero. Buda simplemente dijo: “Soy un maestro en busca de la verdad”. Jesús dijo: “Yo soy la Verdad”. Confucio dijo: “Yo nunca dije que era santo”. Jesús dijo: “¿Quién de ustedes me prueba que tengo pecado?”. Mahoma dijo: “Si Dios no me cubre con su manto de misericordia, no tengo esperanza”. Jesús dijo: “Si no crees en mí, morirás en tus pecados”.

Mahatma Gandhi describió a Cristo como “un hombre que era totalmente inocente, que se ofreció como sacrificio por el bien de los demás, incluyendo a sus enemigos, y se convirtió en el rescate del mundo. Fue un acto perfecto”.

El impacto de Jesús en todo el mundo fue confirmado por Napoleón, quien dijo: “Yo sé cómo son los hombres y puedo decir que Jesucristo no es cualquier hombre. No existe un término posible de comparación entre Él y todas las personas en el mundo. Alejandro el grande, el Cesar, Carlomagno, y yo hemos fundado imperios. Pero, ¿a qué atribuimos la creación de nuestro ingenio? A la fuerza. Jesucristo fundó su imperio sobre la base del amor, y en este momento, millones de hombres morirían por Él”.

Hace dos mil años, Jesús fue enviado por Poncio Pilato, a morir en agonía, torturado en una cruz romana. Jesús predijo Su propia muerte y afirmó claramente que Él, no Pilato, tenía el control de Su propio destino. “Nadie me la quita [mi vida], sino que yo la doy de mi propia voluntad” (Juan 10:18).

Jesús también aseguró que resucitaría de entre los muertos,1 confirmando así Su promesa de que todos aquellos que creen en Él serán resucitados para pasar la eternidad con Él en el cielo.2 ¿Quién califica para la ciudadanía en Su reino eterno? 2 Pedro 3:9 nos dice que Dios es “…paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento”.

¿Por qué el arrepentimiento es un requisito previo para ir al cielo? Porque “todos pecaron”3 y “la paga del pecado es muerte”.4 La Biblia es muy clara en cuanto al futuro de los que no se arrepienten.5

Algunas personas sinceras no pueden comprender por qué la Palabra de Dios declara que “todos pecaron”. “Todos” incluye todo el espectro de la conducta humana, desde la persona más amable hasta la más cruel. ¿Cómo es posible, o incluso justo, que ambas sean descritas en Efesios 2:1 como “muertas en sus delitos y pecados”?

TODO ESTÁ EN EL ADN

Espero que esta analogía del AND ayude a aclarar esta cuestión. Si toda la humanidad ha heredado el mismo “ADN espiritual” contaminado por el pecado, entonces todos compartimos las mismas consecuencias de muerte espiritual y física. Esta maldición entró en el mundo cuando el primer hombre y la primera mujer, que fueron creados por Dios, deliberadamente eligieron cometer un acto de desobediencia, aunque Dios les había advertido que “ciertamente morirían”. Las consecuencias de la rebelión de Adán y Eva han sido transmitidas como ADN corrompido a cada uno de sus descendientes.

Gracias a la expiación de Jesucristo, nuestro ADN espiritual contaminado puede “morir”6 y ser sustituido con el ADN puro de la justicia de Dios. “Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El” (2 Corintios 5:21).

Al reflexionar sobre lo que has leído, tal vez, como nuestro montañista, te preguntas: “Y ahora, ¿a dónde puedo ir?”. A través de la oración puedes entrar en la presencia de un Padre Celestial compasivo y amoroso y decirle lo que hay en tu corazón. Puedes compartir libremente tus luchas y temores, tus esperanzas y tus sueños. Pero lo que es más importante, ¿deseas el perdón de tus pecados y el regalo de vida eterna que Su Hijo Jesucristo ha prometido a todos los que se lo pidan? Entonces, incluye eso en tu oración. Cuando lo hagas, será tu primer paso como un seguidor de Cristo.

Seguirlo como Señor y Salvador es algo que transforma la vida profundamente. Es entregarse felizmente al plan y propósito que Él ha diseñado especialmente para ti. Él no promete un viaje fácil, pero Él sí promete que nunca te abandonará ni te dejará.7

Su Espíritu Santo mora en todos aquellos que reciben a Cristo, para guiarlos, protegerlos y fortalecerlos. A medida que aprendas a vivir en obediencia a Su Palabra, vencerás la tentación y el desánimo.8 El crecimiento espiritual y el poder para lograrlo son desarrollados a través de la oración y la lectura de la Biblia. Comienza por leer el Evangelio de Juan.

Interactuar con otros Cristianos te ayudará y te animará.9 Busca una iglesia donde Cristo es honrado y Su Palabra es enseñada.

A medida que avances a lo largo del camino hacia la madurez Cristiana, te convertirás en una flecha direccional para salvar vidas, en un mundo lleno de montañistas perdidos que todavía están buscando el camino que lleva a casa.

Para más información e inspiración en tu andar espiritual, visita: CREATION.COM y
billygraham.org/grow-your-faith/espanol/

1 Juan 2:19; Romanos 1:4; 2 Juan 11:25-26; 3 Romanos 3:23; 4 Romanos 6:23; 5 Apocalipsis 20:1; 6 Romanos 6:6; 7 Hebreos 13:5; 8 1 Corintios 10:12-13; 9 Hebreos 10:25

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